Abuquet!

Jugar este juego fue una experiencia reconciliadora para mí. Soy un fan del genero survival horror pero a pesar de las buenas críticas que leía continuamente sobre Resident Evil 4, nunca llegué a jugar la versión original en su momento, cuando apareció en el GameCube en aquel no muy lejano año 2005. Lo llegué a ver en acción, eso sí, en el PS2 de Christian y mi reacción paso de curiosidad en lo que deparaba el último titulo de la famosa franquicia de Capcom, a descreimiento, a asombro y finalmente a absoluta decepción. No podía creer lo que le habían hecho a uno de los padres del genero survival horror. Esto no era un survival horror. No había atmosfera ni miedo. ¡No había zombies! Este era un juego de acción con elementos de RPG. ¿Infectados corriendo, usando armas e insultando en un risible español? ¿Recolectar lingotes de oro, disponibles dentro de barriles, cajas y bichos muertos? ¿Un mercader misterioso, sino mágico, que encontrabas ocasionalmente para mejorar tu equipo? Esto no es Resident Evil. No me interesa.

Pasó el tiempo, no dejaba de escuchar elogios sobre el juego y no entendía porque. Se hicieron versiones para otras plataformas y entre ellas la versión para Wii en el 2007. Se decía que esta última era la mejor encarnación del título ya que aprovechaba muy bien las capacidades de la blanquita de Nintendo. Cuando llegué a comprar la consola decidí darle una oportunidad y ver si era cierta tanta maravilla. Si bien no cambié de opinión en cuanto al tipo de juego que es, ciertamente pude apreciar los muchos aciertos que este gran juego de acción logró y que no había podido aceptar a causa de mis prejuicios.


La historia empieza en alguna zona rural de España, donde Leon Kennedy, protagonista de la segunda entrega, aparece años después del incidente en Raccon City como un miembro de fuerzas especiales rastreando el posible paradero de los secuestradores de la hija del presidente americano. Una vez llegando a un desolado poblado las cosas se ponen más difíciles de lo que esperaba, al encontrarse con parásitos que han sido empleados para infectar a toda la población por una secta con oscuros propósitos, controlando sus mentes y desatando desagradables mutaciones. La premisa esta buena, pero el fuerte de este juego definitivamente no es la historia, a la cual no dí mucho interés, llegando a ser algo ridícula en ciertos capítulos por la cantidad de clichés que se manejan.

Los escenarios por los que transcurre la historia cumplen muy bien con establecer el ambiente oscuro del juego. Entre ellos tenemos deprimentes aldeas, caminos solitarios, bosques neblinosos, castillos y bases mercenarias. El juego cuenta con una amplia galería de enemigos que van haciéndose cada vez más peligrosos a medida que el juego avanza. Estos, además tienen la posibilidad de portar armas diferentes, como tridentes, motosierras y explosivos; lo que aumenta mucho la variedad en el combate. En general el apartado gráfico es estupendo pero es idéntico al de la versión de Gamecube, consola predecesora de la Wii, lo que quiere decir que han podido aumentar la calidad aún más. En cuanto al audio los efectos están muy bien integrados a la acción y la música cumple su papel con la ambientación aunque es bastante olvidable. La actuación de voz es decente, aunque los diálogos entre los personajes no son la gran cosa, y vale una mención especial los enemigos que repiten una y otra vez las mismas frasecitas amenazantes en un español medio raro (¡Un forasterooooooooooo!¡Ya es hora de “asplastar”!). Bueno, a mí me hizo gracia pero a otros tal vez les parezca molesto y distractor, especialmente por ser hispanohablantes.


El juego se desarrolla linealmente, tal como nos tiene acostumbrados la serie, y consiste principalmente en avanzar entre los numerosos grupos de enemigos de zona en zona enfrentándonos con ocasionales jefes y eventos especiales (como el tener que resistir el asedio de una turba en una cabaña desde todas direcciones) y grabando el progreso en las clásicas máquinas de escribir distribuidas en todo el juego. A cada avance se incorporan nuevos elementos al juego, como nuevos enemigos, armas, entornos y puzzles, que mantienen fresco y entretenido el largo recorrido. Cerca de las máquinas de escribir se encuentra presente un curioso mercader al que puedes vender joyas y demás cosas encontradas por ahí y comprar nuevas armas, ítems y mejoras a las armas que ya se poseen. Hay armas de todo tipo, entre otras armas especiales tenemos como básicas al útil cuchillo, la pistola con la que empiezas, rifles, escopetas, metralletas y la todopoderosa bazooka, con la que te puedes bajar a cualquier enemigo de una, incluyendo jefes (lo que me parece algo excesivo, pero de agradecer en algunos casos). El efecto de estas armas en combate es bastante satisfactorio, destrozando de formas coloridas a las diversas y numerosas monstruosidades que se nos abalancen encima. Parte de la diversión está en saber emplear el arma adecuada para cada situación y ser cuidadoso con el consumo de las preciosas municiones.

Los controles son bastante intuitivos, empleando el joystick del nunchuk para mover al personaje y el wiimote para apuntar y disparar con velocidad y precisión. Una pega que se le puede poner a esto es que el puntero no interviene en el giro y a veces el movimiento del personaje con el nunchuk resulta contraproducente al sacar de la visión con un giro rápido a algo que se pretendía disparar, eso fue algo que no llegué a dominar y me costó varias heridas. El sensor de movimiento algunas acciones adicionales como agitar el wiimote para atacar con el cuchillo (ataque también activable mas cómodamente con los botones), apartar a los enemigos que se nos aferren y huír de rocas y demás peligros. Estas acciones son bastante apropiadas y naturales en esos momentos frenéticos y colaboran con la inmersión en lo que sucede en pantalla. Además existen ciertos eventos en los que hay que reaccionar rápidamente con la acción que se nos muestra momentáneamente en pantalla, lo que se emplea con gran efecto al esquivar súbitos ataques de jefes, proyectiles y otros peligros. Definitivamente el juego gana mucho con los controles que la Wii provee y es por eso considerada la mejor versión del juego hasta la fecha.


Al acabar el juego se puede repetir el plato con una mayor dificultad, lo que hace mas desafiante a un juego que de por sí goza de tener una dificultad balanceada en su modo normal. Además aparecerán dos modos de juegos adicionales: Assignment Ada y The Mercenaries. En el primero reiniciamos la historia pero desde la perspectiva de Ada, lo que es bastante interesante como añadido a la historia especialmente cuando se cruza con la acción desarrollada con Leon y se evidencia como lo estuvo ayudando en secreto. The Mercenaries consiste en avanzar por niveles eliminando la mayor cantidad de enemigos posibles bajo un límite de tiempo y desbloqueando otros personajes que portan armas diferentes. El finalizar estos minijuegos se es recompensado con nuevas armas para su compra en el juego normal.

En conclusión, RE4 es un violento juego de acción frenética y constante que logra mantener el interés en su desarrollo con y deleitará a los amantes de este tipo de juegos que aún no lo hayan probado (que creo, deben ser pocos). En caso ya se haya jugado alguna otra versión vale la pena darle una probada a las diferencias en el control que creo aumenta mucho la inmersión. Aún siendo una versión portada de un juego de GameCube, mantiene todos los elementos que la hicieron estar tan premiada en aquel entonces.